Invocar una oportunidad para los jóvenes no es un deseo, más al contrario, debería ser una obligación en todos los ámbitos de la vida
Al mundo del toro le pedimos eso también. El escalafón de los novilleros y el de los aspirantes sin caballos es, sin duda, la cantera del futuro. A diferencia de la vida civil, donde están las universidades para prepararse, aquí han de aprender ejerciendo ya de toreros, con reses delante que pueden herirles. Como ven, no es lo mismo. El experimento no es con gaseosa.
Viene este comentario a cuento por haberse celebrado recientemente en Vistalegre la llamada ‘Oportunidad’. Una réplica del pasado, en el que se recogió cosecha en los nombres de Palomo Linares, Ángel Teruel, Curro Vázquez o el Niño de la Capea. No fue mala cosecha.
También hubo un hueco importante para Blas Romero, más conocido como El Platanito, pues las ilusiones de aquellos chavales se dirigían hacia el buen toreo o, como es este caso, hacia la más encendida ilusión de salir de la pobreza aunque fuera a base de volteretas y desparpajo, mucho desparpajo.
Aplaudimos la idea de Plaza 1 y les invitamos a que puedan repetirla en las próximas semanas o meses. El invierno es muy largo y el Palacio Vistalegre puede albergar perfectamente estas oportunidades a los aspirantes, al tiempo que dan cuartelillo a los aburridos aficionados.
Merece la pena apoyarlo. A eso me uno desde estas líneas.