Terminada la temporada europea, España y Francia, los trastos de los toreros se embalan y, para casi todos, es hora de facturarlos, en el aeropuerto Adolfo Suárez de Madrid-Barajas, camino de las Américas
Todo el pescao está vendido aquí. España echa el cierre aunque haya alguna plaza que sea capaz de abrir sus puertas casi de manera clandestina. A lo independencia unilateral más o menos.
Es, por tanto, hora de hacer balances en todas las direcciones. Los ganaderos, los empresarios, los toreros harán sus cuentas y es muy posible que también lo hagan los que venden capotes profesionales o para turistas y aficionados, así como todos aquellos que venden bebidas y comidas en los alrededores de las plazas de toros.
Son muchos quienes viven del mundo taurino y últimamente proliferan quienes te hacen la vida más fácil vendiendo las propias entradas de toros. Lejos quedan aquellos tiempos de ponerse a hacer colas en las taquillas de las plazas de toros bajo la inclemente solanera. Hoy todo es más cómodo. Bastará un teléfono, entrar a través de internet o con una app del teléfono móvil.
Se acabó el sudar y gastar tiempo en tener las entradas que más interesan de cada feria. Todo lo resuelven unas plataformas modernas que te las llevan a casa por módicas cantidades comparadas con lo que suponía desplazarse a sacarlas en las taquillas de las plazas. Las empresas que se dedican a ello también harán su balance y nos parece que será positivo por aquello de haberse aumentado un poco la asistencia a los tendidos. Para ello ha ayudado que la crisis sea ya cosa del pasado.
Pero, como decíamos, es hora de hacer balance y el más serio que suele hacerse, taurinamente hablando, es el que hace cada uno de los aficionados. Para algunos contarán, y mucho, los indultos vividos y las orejas cortadas, para otros aquellos momentos de inspiración en los que el arte se hizo presente. Unos cuantos, los menos, recordarán mucho más los nombres de los toros que les hicieron vibrar una o más tardes de la temporada.
Ya lo ven, a todos, por razones diferentes, nos llegó la hora de hacer nuestro balance.
