El cambio no ha llegado al Gobierno de España, en realidad no ha llegado ni el gobierno, pero sí a lo taurino. Sin un Sánchez de por medio, es más fácil gestionar otros asuntos.
Y en lo taurino se ha producido un cambio importantísimo, tan es así que sus legislaturas suelen durar más que los gobiernos de España. Tras doce años al frente del congreso de Las Ventas, Taurodelta deja de ser el jefe del gobierno de la plaza más importante del mundo. Le sucede un ‘productor’ francés llamado Simón Casas.
Casas ocupará los próximos cuatro años el sillón de ‘La Moncloa’ particular de la plaza de toros de Madrid. Una plaza de cuya gestión está pendiente el mundo entero, una plaza que influye en el devenir de todo el orbe taurino.
Esperemos que su gestión no sea solo para los ‘suyos’, sino que gestione para todos, todos los gustos, todos los aficionados, todos los toreros, todos los ganaderos, todos los encastes.
De su inteligencia se espera la visión completa de la Fiesta a través de la importancia de la plaza que va a llevar. No es una plaza de primera más, es la primera sencillamente. En nada se parece a Nimes o Valencia, su repercusión trasciende y no valen experimentos más o menos velados, hace falta seriedad, responsabilidad.
Su experiencia es mucha, pero no es lo mismo dirigir una gran empresa del Ibex, que el gobierno de todas ellas. El cambio hay que entenderlo en su sentido recto, sin interpretaciones tergiversadas.
Suerte para el nuevo ‘presidente’, que la mano que le guíe sea firme en la defensa de los mejores valores de la Fiesta, de su integridad, de la autenticidad de la misma. Así se lo deseamos y demandaremos si es necesario.