El toro de lidia es el epicentro de la Fiesta, el protagonista en torno al cual todo debe desarrollarse
El toro de lidia, descendiente del uro salvaje, constituye una raza por sí misma a partir del nacimiento de las corridas de toros, según Ortega y Gasset en 1728. Sin duda es la joya del patrimonio genético de las razas ganaderas españolas.
Es entonces, en el siglo XVIII, cuando surgen los primeros criadores de bravo y se establecen las primeras ganaderías especializadas. Son las llamadas castas fundacionales, el linaje digamos del que descienden las ganaderías actuales. Repartidas por la geografía española encontramos:
- Jijona
- Navarra
- Morucha Castellana
- Cabrera
- Vazqueña
- Vistahermosa
- Gallardo
Las distintas ganaderías se han ido adaptando con el paso del tiempo a la evolución de la Tauromaquia, en cambio constante durante estos tres siglos.El toro de lidia es una auténtica obra de ingeniería genética fruto del trabajo de los ganaderos a lo largo de su historia.
Cuando hablamos del toro de lidia principalmente se destacan la casta, el trapío y la bravura.
El trapío
Se refiere a la apariencia externa y el posible comportamiento del animal. Según José María de Cossío «el trapío es el conjunto de caracteres de apreciación visual que hacen juzgar de su aspecto, estampa y probables condiciones de lidia».
La bravura
Es la esencia de los toros. Una de las características de la bravura es crecerse ante el castigo en lugar de huir. El toro bravo, antes de acometer a su presa le avisa.
La principal diferencia con el toro doméstico es su manera de reaccionar cuando se ve amenazado. El toro bravo ataca sin cesar.
Cuando sale al ruedo, observamos en el toro diferentes marcas: el hierro de la ganadería, la marca de la Unión o de la Asociación de ganaderos, el número y el guarismo (corresponde al año ganadero de nacimiento). Además de la divisa, que es el lazo con cintas de colores con los que se distingue cada ganadería.
¡Feliz semana, taurinos!