Tras esas doce campanadas mágicas hemos cruzado de un año a otro sin que aparentemente haya cambiado nada. Pero algo sí que ha cambiado en esos breves segundos, al menos en nuestros pensamientos.
Todos son buenos deseos, buenos propósitos. 2017 es el elegido para colmar todas nuestras expectativas, desde la salud al trabajo, desde el amor al dinero, desde la familia a cada una de nuestras aficiones. Todo un mundo de deseos que queremos que el año que comienza cumpla y, a ser posible, sin pasar factura.
En lo taurino, en lo nuestro, también queremos que 2017 no se parezca a 2016, en el que fatalmente dejamos de tener con nosotros a varios toreros en tres países diferentes; además, por si fuera poco, hubo percances muy graves. De ahí que deseemos que 2017 sea mucho más tranquilo, y más generoso, en cuanto a los percances, para con los toreros.
Claro que en lo más estrictamente taurino tenemos mucho que desear, empezando por esa nueva etapa en Las Ventas a cargo del todo poderoso y sorprendente productor Simón Casas. Esa será la mayor prueba de para dónde van dirigidas las líneas de actuación del francés y, siendo esa plaza, la tauromaquia.
Queremos toros indultados, sí, pero como Cobradiezmos y no como otros que ganaron la vida por ponérselo.
Queremos que regresen en masa las gentes a las plazas, síntoma inequívoco de que todo va mejorando.
Lo queremos todo, por supuesto, pero vaya por delante la integridad del toro y del conjunto del espectáculo.
Sea como sea y de todas formas, ¡¡Feliz 2017!!