En los tiempos que corren, que una localidad con poco más de 500 habitantes inaugure una plaza de toros es, cuanto menos digno de elogio. Rozas de Puerto Real es uno de los últimos pueblos del suroeste de la Comunidad de Madrid, colindando casi con la provincia de Ávila y a 86 kilómetros de distancia de la capital.
Allí mantienen estrechos lazos los Pirri, la famosa dinastía de toreros de plata apellidados Saugar y cuyo nombre ha adoptado la plaza. Ellos han sido los artífices del nuevo recinto polivalente, un coqueto coso situado en un alto del pueblo con capacidad para unas dos mil personas.
La inauguración tuvo lugar el 24 de junio, día de San Juan Bautista y fiesta grande del pequeño municipio. Un encierro de Toros de Orive fue el elegido para la primera, de esperemos muchas, corrida del la nueva plaza. El cartel elegido para tan señalada fecha lo compusieron El Cid, Diego Urdiales y Paco Ureña, de cuyas cuadrillas son subalternos los hermanos Pablo y Víctor Hugo Saugar y su primo David Saugar. David fue el encargado del acto inicial, junto al alcalde de Rozas Javier Vedia, en un día muy especial e intenso en el que, por desgracia, no pudo actuar bajo las órdenes de su matador, Manuel Jesús El Cid. Un accidente en vísperas le fracturó la pierna y no le quedó más remedio que acudir escayolado.
Ellos son la tercera generación torera de su familia, desde que su abuelo Emilio, matarife del barrio de Lavapiés, iniciase esta saga de banderilleros siendo el primer Pirri. Emilio Saugar toreó, entre otros, junto a Manolete. Tuvo siete hijos varones a los que transmitió su amor por la profesión, del que hacen gala los tres primos cada tarde que se visten de luces.
Fue una tarde en un ambiente festivo y también muy emotiva, marcada por los brindis y homenajes a toda la familia de los Pirri y por el recuerdo a Iván Fandiño.