Zaragoza: la capital del festejo popular
La Zaragoza taurina abarca mucho más que los festejos a las 17.30 horas. La capital maña ofrece un amplio abanico de ocio en torno a las fiestas de El Pilar, unos días donde el júbilo se apodera de las calles desde el mismo día del pregón hasta los fuegos artificiales que cierran el contenido lúdico diez días después.
Es costumbre que lugareños y foráneos se fundan en el casco antiguo de la ciudad, que ‘tapeen’ de día y ‘marcheen’ luego hasta altas horas de la noche, empalmando un día con otro. Y suele ser tradición que el día empiece (o acabe, según la edad) en uno de los edificios emblemáticos de la ciudad y uno de los puntos de referencia durante las fiestas: La plaza de toros de La Misericordia.
El coso de Pignatelli, como también se le conoce en honor al arquitecto que lo diseñó, acoge hasta cuatro festejos diarios. Sí, han leído bien. Desde las vaquillas matinales a los espectáculos populares nocturnos. A las 8 de la mañana suena el “primer clarín”. Los jóvenes, muchos procedentes de Interpeñas, la carpa donde se acogen las Peñas Federadas y donde tiene acceso el público en general hasta completar aforo, arriban al coso zaragozano como fin de fiesta para disfrutar de la suelta de vaquillas.
Con una entrada general de 11 euros, cada mañana la protagoniza una ganadería distinta. Los más osados miden su valor en el propio ruedo de La Misericordia, mientras el resto de público contempla desde sus escaños las andanzas de los intrépidos. Unos churros y un chocolate bien caliente acompañan son el complemento ideal para presenciar un festejo que suele generar emoción y risas a partes iguales.
Las mañanas del 12 y el 15 de octubre, a las 11.30 horas, tienen lugar los concursos de recortes con toros y con anillas respectivamente. El primero de ellos se caracteriza por la seriedad y la entidad del ganado seleccionado, mientras que el concurso de anillas es una modalidad distinta, curiosa de ver, que tiene mucha aceptación en los pueblos de la Ribera del Ebro. Se participa por parejas y gana la que consiga introducir más anillas en los pitones de cada animal durante el tiempo establecido al efecto.
Otro concurso típico de la zona es el de los roscaderos, un artilugio rudimentario, con forma de campana, también oriundo de esta zona, que los ganaderos usaban en el campo para medir la bravura de las reses. Se trata de provocar la embestida de los animales mientras un grupo de mozos sostiene el roscadero y lucha porque el astado introduzca la cabeza en el mismo. Este peculiar concurso está programado el miércoles 11 a las 23.00 horas.
A esa misma hora, pero el sábado 14, se anuncia un concurso de recortes, pero con toros de fuego, una variante del espectáculo convencional, en el que a las embestidas de los astados se une la luz y el riesgo que generan las llamas. La víspera, la noche del viernes 13, es el turno de los emboladores y la exhibición de reses de Arriazu, seguramente la ganadería con más predicamento y arraigo de la zona, famosa por la explosividad de sus reses de Casta Navarra.
Estos festejos son el complemento perfecto para los actos religiosos, con la ofrenda de flores a la Virgen como acto central, y los conciertos de la Plaza de El Pilar y Valdespartera, el mejor sitio para concluir cada noche, entre el 6 y el 14 de octubre, unas fiestas intensas, donde la alegría y la confraternidad caminan de la mano en una tierra entrañable y hospitalaria apta para todas gentes de toda edad y condición.