El primero de estos días (viernes 31) se baten el cobre en el ruedo, seguramente, los dos toreros con quienes más se identifican los aficionados con el gusto por el concepto denominado “artista”: Morante de la Puebla y Juan Ortega. Un binomio, una mancuerna, que promete a cuantos se acerquen a este palenque casi bicentenario una ilusión convertida en garantía: ver torear.

El cartel lo remata además, una leyenda del toreo a caballo, Pablo Hermoso de Mendoza, que en trance de despedida de los ruedos ha querido decir adiós a los aficionados cacereños. Los toros de rejones lucen hierro y divisa de Murube mientras que los de a pie pertenecen a la vacada salmantina de Domingo Hernández.

El domingo día 2 de junio se completa la programación con un mano a mano de alto voltaje. Un duelo con claro sabor extremeño, en el que también entran en confrontación las dos provincias de esta tierra: Por parte de Badajoz, Alejandro Talavante, y de parte de Cáceres, Emilio de Justo. Dos figuras del toreo cara a cara, frente a frente, con la intención noble y sana de hacer disfrutar a sus paisanos.

Además, los “jueces” de la contienda serán de hasta tres ganaderías diferentes, y de distintos encastes, lo que aumenta el interés y el empaque del acontecimiento. Dos toros de El Pilar (encaste Aldeanueva), dos de Garcigrande (línea Juan Pedro Domecq) y dos de La Quinta (rama Buendía de Santa Coloma). La apuesta tiene todos los alicientes y atractivos para que la plaza cacereña refulja resplandeciente tras su periodo de opacidad.

Y como no sólo de toros vive el hombre, Cáceres tiene una amplia oferta cultural conque complementar este primer fin de semana de junio. Fundada por los romanos, conserva de modo fidedigno  diferentes vestigios de culturas posteriores. Su casco antiguo, sus calles medievales, sus palacios fortificados y su muralla morisca constituyen el preludio idóneo a una gran tarde de toros.