Albacete 2024: El Latido de la Tradición en el Ruedo

En el aire de septiembre de Albacete se respira el fervor de la tradición, ese aroma inconfundible de la tierra removida y el albero, de las tardes que se alargan en el tendido mientras el sol de la Mancha desciende lentamente, tiñendo de dorado el coso taurino. Se avecina la Feria Taurina de 2024, un evento que se presenta ante nosotros como un mosaico de emociones, donde cada cartel es un capítulo de una novela que aún está por escribirse.

La plaza se erige, como todos los años, en el corazón de la ciudad, en ese latir que resuena en el pecho de los albaceteños y de todos aquellos que acuden a este rito milenario. La tauromaquia, con su mezcla de luz y sombra, de arte y tragedia, es aquí más que un espectáculo: es una forma de entender la vida, de confrontar nuestros miedos y de enaltecer la belleza efímera de la existencia. Y en esta edición, ese latir se intensifica con la promesa de momentos únicos, cargados de esa magia indescifrable que solo se encuentra en el ruedo.

Uno de esos momentos será, sin duda, la tarde del 14 de septiembre, cuando Samuel Navalón se vestirá de luces no como novillero, sino como matador. Frente a él, los colosos de Jandilla y Vegahermosa, junto a los veteranos José María Manzanares y Roca Rey. Este paso, este tránsito casi mítico de la novillería a la alternativa, resuena como un eco ancestral de generaciones de toreros que antes que él han recorrido ese mismo camino. Navalón, con su juventud aún intacta pero con el peso del mundo en los hombros, afrontará ese día no solo el combate con el toro, sino el encuentro con su propio destino.

Los carteles presentados para esta feria son como un tapiz colorido y vibrante, entrelazado por la diversidad de estilos y personalidades que se verán en la arena. La feria comienza el 8 de septiembre, con los toros de Samuel Flores para Andrés Palacios, David Galván e Isaac Fonseca, en una tarde que promete abrir con fuerza un ciclo que irá creciendo en intensidad y emoción. Novilleros como Manuel Caballero, Samuel Navalón en su despedida de esta categoría, y Javier Zulueta darán su última batalla en ese terreno entre la juventud y la madurez taurina el lunes 9, mientras que el 10 será el turno de Jesús Moreno, Alejandro Chicharro y Francisco José Mazo ante los novillos de Antonio López Gibaja.

Pero no solo de jóvenes promesas se nutre esta feria. La presencia de figuras consagradas como Alejandro Talavante, Juan Ortega y Tomás Rufo el 11 de septiembre, y el cartel de la corrida homenaje a la afición de Albacete el 12, con Sebastián Castella, Paco Ureña, Daniel Luque y Borja Jiménez, nos recuerdan que en el ruedo convergen todas las edades del toreo, todas las pasiones y estilos, como si la plaza fuese un crisol donde se forjan los sueños y las leyendas.

Cada tarde, cada corrida es un cuento diferente, con su propio desarrollo y desenlace, escrito en sangre y arena. La corrida del 13 de septiembre con toros de La Quinta enfrentados por Miguel Ángel Perera, Emilio de Justo y Fernando Adrián, promete ser una de esas historias marcadas por la tensión y el desafío, preludio perfecto para la alternativa de Navalón al día siguiente. Y después, el domingo 15, la elegancia del rejoneo toma la plaza con Rui Fernandes, Diego Ventura y Lea Vicens, en un espectáculo que combina la doma y el toreo en un ballet ecuestre de singular belleza.

El albero de Albacete se verá además recorrido por toreros locales, como Sergio Serrano, Rubén Pinar y Molina, en tardes que serán más que simples citas taurinas: serán homenajes a una tierra que los vio nacer y crecer, que los impulsó a seguir un camino de sacrificio y gloria. Es el reflejo de un pueblo que, a través de la tauromaquia, cuenta también su historia.

Pero más allá de los nombres y las fechas, la feria es un reflejo de la vida misma. Los novilleros sin picadores que se medirán el 13 de septiembre en la novillada nocturna, o los jóvenes de la Escuela Taurina de Albacete que participarán en la desencajonada del 6, representan ese ciclo perpetuo de aprendizaje y superación, de inocencia y valentía, que se repite una y otra vez en cada generación.

En Albacete, cada pase, cada embestida, cada muletazo, es una página escrita en el gran libro de la tauromaquia. La Feria Taurina de 2024 se anuncia como una oda a ese arte antiguo, donde lo terrenal y lo divino se encuentran en un instante fugaz, donde el tiempo parece detenerse y la muerte, siempre presente, nos recuerda la belleza de lo efímero. Aquí, en este rincón de La Mancha, la vida se mide en momentos de silencio y aplauso, en la cadencia de un capote al viento, en el reflejo del sol en la arena. Aquí, en Albacete, se vive, se sueña y se torea.